COMO PIONEROS POR SIDUEÑA
Este trabajo fue presentado en unas Jornadas en El Puerto de Santa María, Cádiz, con motivo de los 25 años
de las excavaciones arqueológicas en el Castillo de Doña Blanca en el año 2004,
realizado por la Junta de Andalucía y como aún no han sido publicadas las
actas, hemos decidido ponerlo en el blog.
Juan José López Amador, Museo
Municipal.
José Ignacio Delgado Poullet, Servicio
de Patrimonio Histórico.
Concejalía de Cultura
Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.
Todo
gran yacimiento arqueológico del mundo, y más de una ciudad como la que esta
enterrada en Doña Blanca, cuando es iniciada su excavación e investigación comienza a poseer desde nuestra visión actual
dos historias paralelas. La primera, y, naturalmente, la más importante, es la
referida a las personas que durante milenios la habían habitado. La segunda en
la mayoría de los casos pasa inadvertida, tal vez durante siglos, hasta que por
sí misma es historia. Nos referimos a las personas que han dedicado y dedican
su vida a intentar saber a través de la investigación, en cualquiera de sus
formas, la manera de vivir y hasta de
sentir de sus antiguos moradores. Personas que a veces sin quererlo, por
la implicación y el conocimiento adquirido, pasan a formar parte indisoluble
del yacimiento, cargando con la exigencia y el reclamo, muchas veces injustas,
no sólo de la razón y el conocimiento, sino que también nos apoderamos del
pensamiento, para juzgar lo bueno, y en la mayoría de los casos lo malo hecho por los investigadores. Sin
valorar que algunas de las aportaciones realizadas son de un calado histórico
de tal dimensión que sobrepasan nuestros propios conocimientos y pensamientos.
2-Personal de la excavación de 1981, a la izquierda de la fotografía en pie D. Emilio Barrera, y agachado D. José Bermúdez.
Este
yacimiento fue conocido desde la Antigüedad, según los datos que nos ofrecen
sus investigadores en distintas publicaciones. Pero, por motivos que
desconocemos no se comenzó a excavar de forma sistemática hasta 1979, aunque
siempre hemos sabido que A. Schulten a mediados de los cuarenta en su busca de
Tartesos tropezó con él. De boca de uno de los trabajadores que tuvimos durante años en Doña Blanca,
Emilio Barrera, supimos que para ver su estratigrafía A. Schulten realizó la voladura
de una zona situada al sur del yacimiento siendo visible aun el corte
estratigráfico, y esto nos lo contó porque él, Emilio, participó como
trabajador bajo las órdenes de A.
Schulten. Con el tiempo algunos investigadores pasaron por Doña Blanca, pero
fue el erudito local Ciria y Vergara quien más escribiría sobre el yacimiento y
sus imponentes ruinas. No fue hasta que D. Diego Ruiz Mata profesor entonces de
la Universidad Autónoma de Madrid, visitara y conociera el yacimiento, guiado
por uno de sus alumnos, nuestro amigo D. Juan Ramón Ramírez Delgado, quien
iniciara en 1979 las investigaciones
sistemáticas, de las que celebramos los 25 años.
3-Entrada a una Cueva Cantera.
El motivo que hoy nos trae a estas Jornadas es
contar algunas de nuestras experiencias y aportaciones personales vividas
durante los comienzos. Así pues, es para nosotros un honor y un orgullo
participar en estas Jornadas, que celebran nada más y nada menos que los 25
años de intervenciones arqueológicas en el Castillo de Doña Blanca. Y lo es
porque, precisamente, es en este yacimiento donde se nos dio la oportunidad
de participar por primera vez junto a un
grupo de investigadores en una excavación arqueológica. Sin duda todo gracias a
nuestro profesor y amigo D. Diego Ruiz Mata, que en esta primera experiencia de
1979 y en adelante, no solo nos enseñó lo que es una excavación, los
materiales, o las épocas, sino que despertó en nosotros la necesidad de
aprender, la sensibilidad y el respeto para valorar y comprender la importancia
de la protección de nuestro Patrimonio. Suponiendo para nosotros el comienzo de
esta auténtica aventura, que ya desde que dio comienzo nuestra amistad en el
año de 1969 sabíamos que llegaría.
4-Grabados antropomorfo en una Cueva Cantera.
El impacto
socio-cultural que sobre nuestra ciudad suponía la excavación arqueológica de
Doña Blanca, año tras año, crea la ilusión por salvaguardar este Patrimonio,
siendo el germen de una autentica revolución institucional respecto al
Patrimonio Histórico de la ciudad de El Puerto de Santa María. Todas las
fuerzas políticas que componían la corporación municipal comprendieron la importancia
de estos valores, comprometiéndose en buscar procesos respetuosos para su
cautela y protección, creando desde ahora y en el futuro distintos centros,
que, dentro del organigrama municipal,
creara modelos de recuperación, conservación e investigación de nuestro
Patrimonio. Nuestra colaboración en esta primera campaña en Doña Blanca, nos
proporcionó poder continuar hasta la actualidad formando parte de los nuevos
organigramas, ejerciendo como trabajadores municipales desde entonces.
5-Interior de la denominada “Cueva de la Mujer”.
Son muchas las
anécdotas que sucedieron durante estos primeros años de campañas de
excavaciones y prospecciones, y es posible que si no las contamos en este foro
nunca sean parte de la historia que, sin ser archivística o arqueológica, es
una parte ya de ella.
En el año 1979
curiosamente el equipo de investigación se hospedó en una vivienda cuyas
ventanas daban al patio de la casa de la Marquesa de La Cándia, que varios años
después se convertiría en la sede del Museo Municipal.
6-Gran galería a cielo abierto con acceso a varias Cuevas Canteras, aprovechadas como vivienda y corral.
En una cajita de cartón
de color gris se guardaban aquellas piezas más significativas encontradas
durante la excavación. Contenía fragmentos de cerámica que por estar decorada o
pertenecer a un periodo concreto tenían una singular importancia. Nosotros la
llamábamos la caja del tesoro. Por
supuesto que no sabíamos que esta denominación nos traería algún que otro
problema, pues una mala interpretación por algunas personas, les llevó a
solicitar en compañía de su letrado sus derechos sobre el cofre del tesoro que
al parecer habíamos hallado. Deshacer el entuerto fue una larga conversación no
exenta de humor por nuestra parte, aunque el tema fue bastante serio. Sin duda
fueron muchas las personas que visitaron el yacimiento, pero para nosotros fue
inolvidable la tarde que vino D. Juan de Mata Carriazo, que además quiso que su
hijo le hiciera una fotografía con nosotros, que nunca llego a nuestro poder,
con la cámara de gran formato que traían. Algo que llenaba de orgullo a unos
eruditos locales como éramos, o somos, y que se encontraban junto a una de las
personas que realmente admiraban.
7-Uno de los registros del Acueducto de la Piedad.
Una vez
finalizada la campaña de 1979, el profesor D. Diego Ruiz Mata, que entonces
daba clases en la Universidad Autónoma de Madrid, nos autorizó para seguir
trabajando. En aquel momento el centro
de operaciones se encontraba situado en la Casa de la Cultura, donde de la mano
del Concejal de Cultura D. Antonio Muñoz Cuenca, de D. Enrique Bartolomé y D.
Ventura Lozano, comenzamos una andadura institucional totalmente ligada al
trabajo en Doña Blanca.
8-Interior del Acueducto de la Piedad, Pozo de la media Naranja.
Como hemos
dicho, con la autorización de Diego comenzamos a trabajar. Se nos hicieron unos
contratos de colaboradores. Nuestra actividad consistía en prospectar el
entorno de Doña Blanca, y realizar labores para la Concejalía relacionados con
el Patrimonio. A través de la concejalía de cultura y de la asociación
Alcanatif se realizó una larga campaña pública para salvar nuestro Patrimonio.
A la vez y de manera personal nosotros comenzamos una campaña para dar a
conocer las lagunas endorreicas. De pronto se nos abrió un mundo que cada vez
nos absorbía más. Los edificios, las áreas medioambientales, los yacimientos
arqueológicos, todo era nuevo para nosotros y todo nos interesaba y queríamos
proteger. Estábamos inmersos en los cambios que en poco tiempo afectarían a
nuestra ciudad. Nada mas finalizar la excavación se nos convocaba en el
Ayuntamiento a reuniones que tenían como fin la creación de un museo en la
ciudad.
En el año de
1980 comenzamos a prospectar toda la Sierra San Cristóbal. La necrópolis, que
sabíamos que estaba allí, se negaba a que la viésemos, pasábamos por encima y
no la descubríamos. Sí localizamos los fondos de cabañas de la Edad del Cobre
de la Dehesa, y una serie de tumbas romanas, junto a Doña Blanca, tras las
vaquerías de Lavi. Así mismo comenzamos a ver la verdadera importancia de las
cuevas, algunas de las cuales nosotros conocíamos desde niños. Pero ahora se
nos mostraba como algo sorprendente, y no solo por sus dimensiones o
monumentalidad, algunas cubiertas por grabados y esculturas, o el uso como viviendas
que aún tenían. Todo esto era totalmente desconocido para la mayoría de los
ciudadanos. A la vez que las íbamos descubriendo, intentábamos enseñárselas al
público, realizando montajes de diapositivas que exponíamos, como por ejemplo
“El Puerto y su Entorno”. La gente se sorprendía de la riqueza del patrimonio
de su ciudad, sensibilizado de la importancia de protegerlos.
9-Personal de la campaña de 1983, en primer término agachado y segundo por la izquierda, D. Ernesto Rincón, al fondo en pie, D. Juan Valencia.
Durante estos
primeros años llevamos a cabo un seguimiento de los distintos factores que
alteraban las lagunas Salada, Chica y Juncosa, así como de la fauna que la
habitaba o utilizaba. Durante el día o la noche prospectábamos el exterior o
interior para realizar fotografías de animales o vegetación, que enseñábamos
por toda la ciudad como parte del Patrimonio. Hoy por suerte estas lagunas
están protegidas y declaradas como reservas integrales.
Todas las
personas que trabajaban en Doña Blanca participaban de las distintas
actividades que realizábamos en la campaña “Salvemos Nuestro Patrimonio”.
Montamos casetas de información en el Parque Calderón, donde dábamos charlas,
exponíamos carteles y dábamos propaganda. También montamos en la feria una
caseta donde a través de paneles y carteles ofrecíamos información de los
edificios más destacados, lugares desconocidos, etc. Desde el Ayuntamiento y
Alcanatif se iniciaron los pasos para la declaración de nuestra ciudad como
Conjunto Histórico algo que, por fin, se consiguió al año siguiente, en 1981.
10-A la izquierda, copia de la carta enviada por, D. Diego Ruiz Mata, con la planta del proyecto de excavaciones de 1981. A la derecha, copia de la planta de la primera Tumba Hipogeo descubierta en el año1983.
Una vez
finalizó la campaña de excavaciones de 1982, las prospecciones dieron su fruto
de nuevo, y descubrimos en la parte más alta el denominado Poblado de las
Cumbres. Se veían en los cortes de las canteras grandes depósitos excavados en
la roca, recubiertos de opus, y una
inmensidad de materiales en las terreras producidas por las canteras. La suerte
es que toda la parte de arriba se conservaba intacta, excepto por los pequeños
hoyos que realizaban las personas con detectores, contra los cuales tuvimos una
auténtica cruzada. Las denuncias que se pusieron, así como la vigilancia que se
realizaba no obtenían su fruto y la zona era famosa por el hallazgo de monedas
de plata sobre todo cartaginesas. Nuestra decisión fue drástica y sembramos
todo el área de virutas de aluminio, ya que por aquel entonces los detectores
que clasificaban el metal era prácticamente desconocidos. Tuvo el efecto
inmediato que pudimos apreciar en el descenso de hoyos
en el terreno.
11-Momento de entrar en el descubrimiento de la Tumba Hipogeo de “El Sol y La Luna”.
La prospección
de la Necrópolis no era fácil. Todo este espacio era lugar de pasto para vacas
bravas. No les quepa duda que tuvimos situaciones realmente simpáticas y
anecdóticas, eso sí, una vez habían pasado. Por ejemplo en más de una ocasión
tuvimos que refugiarnos gateando por algún boquete para salir del aprieto de
vacas recién paridas, y una vez ocultos, pero bastante tiempo. No sabíamos que
estábamos en plena Necrópolis. Pero, a finales de 1983 descubrimos la entrada a
una pequeña cueva. Esta entrada se encontraba bajo un túmulo de grandes
proporciones. Cuando accedimos a su interior pudimos comprobar que se trataba
de una gran tumba, se podía apreciar una escalera tallada en la roca que daba
acceso a una sala, a la que naturalmente tuvimos que arrastrarnos para poder
entrar. Desde esta sala principal se
podía acceder a una serie de habitaciones, en concreto tres. Aquello sí
que nos pareció desde el primer momento una tumba. Los nervios se apoderaron de
nosotros. Con un metro y a mano alzada realizamos un dibujo mas o menos de la
planta. Inmediatamente le contamos por teléfono a Diego lo que habíamos visto.
Por aquel entonces nuestro contacto con Diego se realizaba a través de cartas o
vía telefónica, y las diapositivas se mandaban a revelar y tardaban varios
días, no había los adelantos técnicos de hoy en día. Pues bien, Diego quería
que le mostrásemos la planta que habíamos dibujado. El tema era cómo lo
mandábamos lo antes posible. Todavía no habían llegado las vacaciones de
Navidad y no se podía trasladar, entonces nos enteramos que el alcalde, D.
Rafael Gómez Ojeda, tenía que ir a Madrid, precisamente para tratar de la
creación del museo, y se encontraría con Diego. Se encontró el modo de hacerle
llegar el dibujo. Nada más lo vio, nos llama Diego, y efectivamente aquello era
una tumba. En dos días se trasladó a el Puerto para verla y corroborar lo que
aquello era.
12-Dentro de la Tumba Hipogeo de “El Sol y La Luna”, en el momento del descubrimiento.
En pocos días
habíamos empezado a ver infinidad de túmulos, grandes, medianos y pequeños.
Distinguíamos cómo se situaban una serie de túmulos pequeños rodeando a uno de
grandes dimensiones. Concentraciones de pequeños en lugares específicos. Las
construcciones bajo algunos túmulos se podían ver fácilmente, pues habían sido
cortados por las máquinas o saqueados en la Antigüedad. Otras estructuras
cuadradas excavadas en la roca, a las que parecía se les había hundido el
techo, con escaleras pegadas a las paredes que bajaban, nos recordaban algunas
tumbas como las que habíamos visto en Málaga. También las había que parecían
pozos, algunas con puertas a media altura. En definitiva, habíamos descubierto
la Necrópolis de Doña Blanca, en un espacio de millones de metros cuadrados
que, protegido por los dioses, ha permanecido intacto hasta nuestros días.
A finales de
este mismo año de 1983, una de las personas que sin duda ha sido una figura a
destacar en estos años, el señor José Bermúdez, y que por desgracia ya no puede
estar con nosotros, nos indicó un lugar donde había la entrada a una pequeña
cueva que tenía grabada un sol y una luna. Como es lógico recordamos
perfectamente el día que entramos, que además fotografiamos, vimos que
efectivamente tenia varios grabados del Sol y la Luna, sobre el dintel de
entrada. Cuando accedimos a esta tumba, que aún no sabíamos que lo era, se
encontraba totalmente colmatada y tuvimos que arrastrarnos por el interior,
comprobando que tenía una columna central tallada en la misma roca, y se
atisbaba un pequeño nicho, al lado opuesto de la entrada. Aún no sabíamos
seguro que se trataba de una tumba. Años más tarde fue excavada, hallándose una
gran cantidad de inhumaciones y algunos restos del ajuar funerario rico en
ornamentos de plata y otros metales, constituyendo una tumba de carácter
monumental.
Toda la Sierra
San Cristóbal es prácticamente un gran yacimiento arqueológico, en un lado u
otro encontramos vestigios del pasado. En el extremo opuesto a Doña Blanca
localizamos un magnifico yacimiento “Las Beatillas”. Un gran poblado del Cobre
y Bronce Final. Buenavista, un yacimiento situado junto a la carretera nacional
IV, de época prehistórica y romana. Entre Doña Blanca y el poblado de Las
Cumbres localizamos el yacimiento de “Las Cruces” con estructuras del Bronce
Final, también las había en La Dehesa, ambos separados únicamente por la
carretera al Portal. Es posible que toda esta área pertenezca a las viviendas
que se encontraban situadas en el exterior de las murallas.
13-Fotografía con colmillo de mastodonte, una vez restaurado, el día que se dieron a conocer los descubrimientos paleontológicos de La Florida, por parte, del Museo Municipal.
El área que
ocupa la Necrópolis se encuentra salpicada de estructuras construidas o
excavadas en la roca, las hay antiguas y modernas. Encontramos muros situados estratégicamente al pie de
escorrentías cerrando una gran área que nos recuerda pequeñas presas para el
agua. Es curioso apreciar cómo uno de estos muros de época púnica,
posiblemente, se encuentra algunos metros más arriba que los que se construyen
en siglo XVIII para el abastecimiento de aguas a la ciudad de El Puerto de
Santa María. Hay pequeños canales excavados en la roca que desembocan en un
gran pozo frente a la entrada actual de Doña Blanca, pero también los hay
paralelos que suben al poblado de Las Cumbres, que recuerdan viejos caminos.
Sin duda, uno
de los lugares que más nos impactó fue el que algunos obreros, como Emilio o José
Bermúdez, llamaban “las aguas”. En algún caso como el de Emilio usaban éstos
para bañarse. Nos referimos al acueducto de La Piedad, unas construcciones
monumentales desconocidas hasta la fecha. La primera vez que entramos nos
condujo Emilio, y era el pozo de la Media Naranja su lugar de baño. Este señor también fue
obrero bajo el mando de D. Juan Gavala y Laborde durante las obras que realizó
en el acueducto. Imagínense lo vivido
por este hombre. En la segunda ocasión fuimos guiados por Bermúdez. Aquellos
espacios arquitectónicos construidos o excavados eran tan espectaculares como
las cuevas canteras, y aun tenían mucha agua corriendo por su interior.
14-Visita de personal, del Instituto Arqueológico Alemán.
Mientras
tanto, nuestra labor en Doña Blanca había quedado definida por las habilidades
descubiertas por Diego y por nosotros mismos respecto a la restauración de las
piezas que se hallaban en las excavaciones, hasta el punto de encaminar
nuestras vidas hacia esta bendita profesión. Con la creación del Museo
Municipal en 1982 pasamos a formar parte la plantilla inicial. Durante los
primeros años alternábamos el trabajo con la formación. Desde este momento
comenzamos con la prospección de todo él termino municipal de El Puerto de
Santa María. En un autentico frenesí por saber y conocer dedicábamos todo nuestro
tiempo, junto al recién nombrado Director del Museo Municipal, nuestro amigo D.
Francisco Giles Pacheco, además de nuestros inseparables D. José Antonio Ruiz
Gil y D. Enrique Pérez Fernández, localizamos en poco tiempo más de un centenar
de yacimientos arqueológicos de todas las épocas, prehistóricos o modernos. No
sólo se tenía en cuenta la Arqueología, chozas, casas de campo, cortijos,
caminos, pozos, navazos, lagunas, arroyos, y todo lo que se puedan
imaginar era significativo de considerar
por nuestra parte. Llegamos incluso a descubrir dos castillos, uno en la
campiña, el Castillo de las Animas, el cual a pesar de las modificaciones
encierra en su interior restos árabes. El Castillo o batería de La Arenilla,
situado en la costa conserva todo su perímetro completo hasta el nivel del
techo, enterrado casi en su totalidad bajo las dunas. En diciembre del año 1983
se presenta la asociación Aula Menesteo, Aula Portuense de Investigación
Histórica, constituyéndose desde entonces en fundamental para el estudio
de nuestro Patrimonio.
Llegamos a
realizar un viaje que por sí solo sería una larga experiencia para contar. Solo
diremos que se trataba de calcular cuanto tiempo tardarían un grupo de personas
andando cargando con sus enseres en línea recta desde el yacimiento
protohistórico de Venta Alta, al magnifico yacimiento de Mesas de Asta en Jerez
de la Frontera, situado a unos 17 kilómetros, atravesando todo tipo de
agricultura, arroyos y todo lo que nos salió al paso.
Uno de los
descubrimientos más significativo ha sido sin duda el arroyo Salado, no sólo
por su espacio medioambiental. Cuando nosotros lo recorrimos en barca su
vegetación era exuberante, lleno de aves, peces y otra fauna. Un arroyo que
funciona prácticamente durante todo el año, que desemboca en plena Bahía de
Cádiz, llegando la fluctuación de las mareas hasta el corazón de la campiña.
Con el tiempo hemos podido ver su importancia en la vertebración de complejos
sistemas de comunicación entre un sin fin de poblados protohistóricos. A partir
de 1986 D. José Antonio Ruiz Gil solicita el permiso a la Junta de Andalucía
para la prospección sistemática del término municipal, y juntos catalogamos
absolutamente todo lo que habíamos visto hasta el momento.
15-Sondeo de 1984, en el Poblado de las Cumbres.
No dejaremos
de lado algunos aspectos que para nosotros fueron trascendentales. Nos
referimos a las actividades paralelas
que se realizaban respecto a la formación de las personas que participábamos en las excavaciones. Mencionaremos
sólo una de las muchísimas que se hacían. La primera vez que supimos del poema
de Gilgamesh fue durante su lectura por Diego sentados a orillas del Caño de
Sancti Petri y frente a la isla, algo que no podremos olvidar nunca. Una de
las actividades más asiduas eran las
fiestas. Las había de todos los tipos, inolvidables muchas, pero, por no contar
muchas batallitas no recordaremos ninguna.
Al igual que
cuando comenzamos, hoy seguimos considerándonos interlocutores entre las
personas y el patrimonio de esta ciudad. Todo lo que conocemos, descubrimos o
estudiamos lo damos a conocer, de todas las formas a nuestro alcance: charlas
en los patios de vecinos o en cualquier lugar público, en congresos nacionales
o internacionales, en la prensa, artículos en revistas de divulgación o
especializadas, locales, nacionales o internacionales, y en muchos de los
casos, con libros. A nadie escapa la importancia que el Patrimonio Histórico o Medio-ambiental tiene
en nuestra economía, desde los palacios a las playas. Toda esta herencia
natural o cultural es sin duda la causante de la calidad de vida que tenemos y
que, por supuesto, todos y en especial quien más puede, debe respetar y
conservar.
En
la actualidad continuamos con este estudio que comenzó hace más de 25 años, y
del que aún no nos hemos licenciado. A pesar de todos los inconvenientes y del
tiempo transcurrido las ilusiones y las ganas de trabajar continúan como bien
sabe quien nos sigue, actuando ahora en otros espacios también como pioneros.
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