Se
cumplen 30 años de la excavación del Túmulo 1 de la Necrópolis de Las Cumbres
en el Castillo de Doña Blanca por el Catedrático de la Universidad de Cádiz D.
Diego Ruiz Mata.
No
son muy frecuentes las excavaciones arqueológicas en El Puerto de Santa María,
que estén relacionadas con el Bronce
Final y el contacto con los Fenicios, a través de los ritos funerarios. Sin
embargo, hubo una de singular importancia, ya que se produjo en la Necrópolis
de Las Cumbres, el cementerio de las personas que vivían en la ciudad del Castillo de Doña Blanca.
1- Vista del Túmulo 1,
comenzados los trabajos de excavación.
A
nadie se le escapa la importancia de esta ciudad para recabar una información
fundamental para el conocimiento no sólo de la fundación de Gadir, sino del
comercio Mediterráneo con la Península Ibérica, y particularmente con la cultura
denominada por los griegos como Tartessos.
La
excavación del Túmulo 1 de la necrópolis de las Cumbres, se realizó en dos
veraniegas campañas de excavaciones entre los años 1984-1985. En ella
participaron más de 25 personas en cada campaña entre técnicos y operarios.
Desde mi punto de vista esta excavación tuvo una innovación importante respecto
a otras similares en otros lugares. Se trata de la extracción in situ de todos los ajuares por restauradores
especializados, que una vez aparecían los primeros indicios de una tumba,
pasaban a sus manos la labor de extraer el conjunto. Así se realizo en 63
ajuares o tumbas, es decir en todas las ofrendas depositadas con el difunto,
excepto aquellos fragmentos de copas y otras piezas que habían sido utilizadas
probablemente en libaciones, y repartidas con algún ritual por todo el Túmulo,
y que serian extraídas en el proceso de la excavación.
3- 1, aún se aprecia
parte de la acumulación de piedras sobre el ajuar. 2, el vaso principal una vez
vaciado y engasado por el interior. 3, una vez desmontado y pegado los
fragmentos. 4, el vaso à Chardon una vez rellenas las lagunas.
La
deposición de los ajuares dependía sin duda del poder económico del difunto, el
más destacado tenía un muro de mampostería rodeando el depósito funerario, en
este caso con piezas magníficas, de oro, de alabastro cuentas y tres vasos probablemente
de perfumes, de cerámicas a torno vasos globulares pintados, quemaperfumes de
barniz rojo, etc. Sin embargo en otros enterramientos era solo un vaso cerámico
realizado a mano, que contenían los restos de huesos quemados, y depositado en una oquedad del suelo.
4- 1, un muro de
arcilla y mampostería rodea la tumba principal, antes de su extracción
definitiva. 2. parte del ajuar de cerámicas a torno, fragmento de cazuela y dos
alabastros de esta tumba, una vez restaurados.
La
conservación era muy desigual en los elementos que formaban los ajuares, las cerámicas
a torno en algunas ocasiones daban la sensación de que no tenían una buena cocción,
en algún caso estaba deformada, y sin duda no tenían nada que ver con las cerámicas
del mismo periodo recuperadas en la ciudad. Las encontradas en el Túmulo parecían
estar realizadas para estos menesteres y no para ser utilizadas en labores
cotidianas. Algo similar ocurría con las realizadas a mano a excepción de
alguna cazuela.
5- 1, gran vaso de
cerámica a mano, engasado por el exterior. 2, en el taller del Museo
restaurando este gran vaso. 3, el vaso una vez restaurado.
Estos
efectos se agudizaban con la entrada de uno más, nos referimos al tiempo de uso
del Túmulo, al parecer 80 o 90 años. Durante la extracción de los materiales se
podía apreciar perfectamente cómo sobre muchas de estas piezas quedaba la
huella de haber llovido abundantemente, alguna se había amoldado al espacio
donde se había depositado perdiendo la forma, suponemos pausadamente en el
tiempo pues no se habían roto. Esto a pesar de que parecía que cada enterramiento
tenía su propia cobertura, sobre el ajuar depositado se cubría con una acumulación
de piedras, y sobre estas piedras ponía una cubierta de arena, con toda
posibilidad formando un pequeño túmulo.
6- Vaso globular de
cerámica a torno utilizado de urna, se observa muy bien las perforaciones de
las raíces y la degradación sufrida por la pasta cerámica.
Las
piezas, según se descubrían, se les realizaban un engasado, que se aplicaba en
ocasiones por el interior y otras por el exterior, adaptándose a las
necesidades de conservación y así eran transportadas. En el interior de la urna
funeraria junto con los restos óseos, algunas contenían elementos personales que
habían sido depositados, como pendientes, anillos, fíbulas, pequeñas piedras de
afilar, cuchillos de hierro, etc.
7- En las urnas más
destruidas realizamos perfiles en el contenido, en este caso una urna volcada,
y en su interior una pequeña botellita, un anillo de bronce, restos óseos de la
incineración, y un fragmento de cerámica a mano.
La
conservación de la mayoría de los vasos era muy
irregular, aunque algunos globulares realizados a torno, y unos grandes
vasos bicónicos realizados a mano y con unos círculos incisos con un punto en
el centro, se conservan en buen estado. Generalmente las urnas que contenían
los restos incinerados eran las mejores conservadas, siendo los restos humanos
(conservados) de pequeño tamaño. Aproximadamente en el centro del Túmulo se
encontraba el ustrinum, donde se
incineraba el cadáver. El ustrinum tenía
una estructura que la rodea en forma de L en dirección Este-Noreste.
8- Ajuar donde
encontramos un gran vaso à Chardon utilizado como urna funeraria, una ollita, y
un fragmento de cazuela, realizados en cerámica a mano; un vaso globular y una
botellita ambas realizadas con cerámica a torno, una fíbula y un asa de una
caja ambas de bronce.
Uno
de los factores principales que han intervenido en la mala conservación de
algunos vasos cerámicos han sido las plantas que habitaron y habitan la zona.
Las plantas jugaron un papel fundamental con la intervención de las raíces, al
tratarse de una zona agreste y con poca cubierta vegetal, las plantas suelen
ser en su mayoría arbustos con las raíces profundas entre las grietas buscando
no solo el agua sino además nutrientes, que al parecer encontraban en los
restos incinerados. Una parte importante de las urnas se encontraban perforadas,
algunas hasta el punto de perder casi toda la masa de arcilla aunque mantenían
la forma, en otros casos la fragmentación de la urna facilitaba el acceso de
las raíces.
Estos efectos, ya no estaban presentes en ninguna
de las urnas que excavamos, no había
raíces vivas, creemos que las raíces fragmentaron
las urnas cerámicas en época antigua. Una posibilidad sería de manera natural cuando la tumba de forma
aislada aún era visible, a la vez que visitada y cuidada durante un tiempo, hasta
que llegó el abandono; otra posibilidad es que algún tipo de planta formase
parte del adorno de la tumba y durante años fueron regadas y cuidadas, de ahí
su efecto dañino sobre algunas urnas.
9 y 10- Copas con decoración pintada de Estilo
Guadalquivir, de estas copas aparecieron decenas. Dibujos tomados del trabajo
de D. Ignacio Córdoba Alonso, 2004.
Todo
esto que decimos ocurriría cuando todavía no se le había construido la cubierta
al Túmulo, de unos 200 metros cuadrados. Como hemos dicho el Túmulo estuvo en
uso como cementerio de un clan, entre 80-90 años, tiempo suficiente para que
las tumbas se viesen afectadas. Una vez construida la cubierta con el relleno
tan importante de rocas que tenia, sería más difícil para las plantas profundizar
y afectar tanto.
A
este pequeño texto lo acompañan una serie de fotografías del Túmulo 1 de la Necrópolis
de Las Cumbres en el Castillo de Doña Blanca que espero gusten, tampoco es que
se conozcan muchas más, aunque si las hay. También hemos puesto la bibliografía
que conocemos y mencionan la excavación de este magnífico Túmulo fechado en el
siglo VIII a.C., pero podría ser del IX.
11- El Túmulo durante el proceso de excavación, se pueden ver muy bien los
rellenos.
12- En la fotografía José Ignacio Delgado Poullet
"Nani" y José Joaquín López Amador, excavando un ajuar.
Diego
Ruiz Mata (1991): "El Túmulo 1 de la necrópolis de Las Cumbres". Treballs del Museu Arqueologic d'Eivissa e Formentera,
nº 24, pp. 207-220.
Diego
Ruiz Mata y Carmen J. Pérez (1995): "El Poblado Fenicio del Castillo de
Doña Blanca. (El Puerto de Santa María, Cádiz). ", Biblioteca de Temas Portuenses nº 5 , Ayuntamiento de El Puerto de
Santa María, Cádiz.
Ignacio Córdoba Alonso (2004): “La Cerámica Pintada con Motivos
Radiales del Túmulo 1 de la Necrópolis de las Cumbres (El Puerto de Santa María,
Cádiz”. Actas do II encontro de
Arqueología do Sudoeste Peninsular, 1.996.Universidade do Algarve, Faro,
pp. 131-139.
13- Fotografía del Túmulo una vez desmontado casi en
su totalidad, donde solo quedaron el ustrinum
y los muros que le rodean.
Todas las fotografías
pertenecen a los fondos documentales realizados por el Museo Municipal de El
Puerto de Santa María, a quien agradecemos su acceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario